Haber amigo, si tu pusiste un poco de esperanza para que la selección hiciera un buen papel en este mundial, como es que ya sabías que desde que entro a calentar en la cancha el “tri” ya iba perdiendo, no lo entiendo, pero más que entender, ahora si ves que con esa mentalidad en cualquier ámbito que digas y mandes nunca se logrará nada, y si hablamos de política, por que el “Peje”, decidió cerrar reforma en vez de agruparse y seguir luchando como lo estaba haciendo? Por que? Por la mentalidad, MENTALIDAD, “mejor chingo al indio antes de que me chinguen a mi no?”, “Mientras yo tenga que se chinguen los demás”, “Es Argentina, ya nos chingamos”, así me puedo seguir, digo, no es cuestión de molestar sólo de tratar de recapacitar y si quieres ser un triunfador, empieza pensando como uno…
A ver, amigo. Muy fácil. Cuando ves a una persona (la que sea, no necesariamente a un deportista) entrar con la cabeza en alto, sonriendo, elástico en sus movimientos, firme en su paso, sabes que es una persona que confía en sus capacidades y en su potencial. Si por el contrario, entra con cara de espantado, cabeza baja, arrastrando los pies, sabes que no tiene motivación suficiente para lograr el propósito que se espera de él. Mi primera descripción corresponde a la selección de Argentina, me sorprendió que hasta los sustitutos salieron a la cancha con una cara de alegría y chispeante la mirada que no dudé en que tenían claro un objetivo: GANAR.
Mi segunda observación corresponde a la selección mexicana, específicamente a dos jugadores, Márquez y el "conejo" Pérez. Abatidos, serios, sin ganas, sin motivación..., ¿cómo esperas que una persona rinda en su propósito si no tiene ganas de cumplirlo?
Como te dije, hay que saber interpretar el lenguaje corporal.